Conserva tu energía

Te voy a decir una cosa importante, atiende. La energía de la que dispones es limitada. Tu día a día tiene muchas facetas.

Conserva tu energía

Te voy a decir una cosa importante, atiende.

La energía de la que dispones es limitada.

Tu día a día tiene muchas facetas. Tú también.

No eres un sólo personaje, eres muchos diferentes: tienes un trabajo, pero también familia, pareja, aficiones, obligaciones o intereses variados.

Pero una cantidad de energía disponible que no es infinita

Unos tienen más y otros menos, eso no es lo importante. Lo que cuenta es ser consciente de ello

Te guste o no, no llegas a todo. Mejor no lo intentes, terminarás por agotarte.

A lo mejor estás pensando: eso ya lo sé, pero entonces, ¿qué hacer?

Soy técnico. Mi formación (y posiblemente la tuya) es científica. Dejemos que la ciencia acuda en nuestra ayuda

Ley de la conservación de la energía

Tranquilo, este no es el lugar para discutir sobre termodinámica ni sobre física relativista. El concepto básico se entiende bien:

La energía no desaparece sin más. se transforma.

Que me perdonen los puristas, con esto nos vale para lo que quiero contarte

Significa que tu energía la vas a transformar en otras cosas.

La usas para atarte los zapatos, para escribir correos o hacer un replanteo, pero también para las reuniones, salir a pasear con tus hijos o leer un libro.

Cada cosa que haces te exige una porción. Es así.

Hay algunas que te roban más energía de la cuenta:

  • Las personas tóxicas
  • Las reuniones improductivas
  • La comunicación redundante
  • Las tareas menores de las que te ocupas constantemente
  • Buscar culpables
  • Quejarse
  • Las urgencias estúpidas

Creo que puedo pasarme el resto de la mañana añadiendo cosas a esta lista, pero sería un gasto innecesario de energía porque ya lo has pillado porque a ti también te pasa

Por otra parte, sabemos que hay tareas que necesitan poca energía y otras de alto consumo. Y ojo, que esto es independiente de su importancia.

De acuerdo, pero ahora te pregunto: ¿tienes un sistema para emplearla bien? ¿al menos una serie de criterios que te ayuden a decidir?

Necesitas un orden de prioridades para cada aspecto de tu vida y una idea del equilibrio que debería tener el conjunto

A partir de ahí, cuidar de emplear tu energía mental y física sólo allí donde te ayudan a llegar a tus objetivos

Una vez que te lo planteas de esta forma, puedes empezar a elaborar una estrategia. La que se ajusta a ti.

Ten en cuenta que la resistencia que vas a encontrar viene principalmente de ti. Vas a necesitar:

  • Decir que no
  • Dejar de hacer cosas de esas que “sólo son dos minutos…”
  • Pensar en cómo emplear mejor tu tiempo

El tiempo

No había salido hasta ahora pero es lo primero que aparece en nuestras conversaciones: “no tengo tiempo”

No te equivoques, ese no es el enfoque correcto. Todos tenemos el mismo

El tiempo no es la medida, es la energía

El trabajo

Como he dicho, tienes que distribuirla para abarcar todos los aspectos importantes de tu vida, pero hablemos del trabajo para no irnos por las ramas

Puedes hacer muchas cosas de baja energía en ciertos momentos y en otros solo dos o tres que necesitan que pongas mucha concentración o esfuerzo.

Por ejemplo, alternar gasto de energía físico y mental funciona, porque nos devuelve el equilibrio

Soy consciente de que tus decisiones dependen mucho de tus circunstancias y de tu personalidad (persona simplificadora u optimizadora) pero aún así me arriesgo a aconsejar algunas que a mí me funcionan:

  • Pregúntate siempre si lo que vas a hacer merece la pena, y además:
  • Rebaja la intensidad con la que te preocupas por algunas cosas
  • Presta más atención y energía a otras que te acerquen a tus objetivos
  • Limita las comunicaciones cuando necesites concentrarte
  • Cuando pidas a alguien que haga algo, pídele también que se responsabilice de ello sin que tengas que recordárselo

En fin, tú decides, pero procura transformar tu energía en cosas positivas para ti, para tu empresa y para tu entorno.