lo que ellos no ven
La gente pasa por delante de un edificio que la semana pasada estaba en estructura y han comenzado a hacer los cerramientos.
Cuando empiezas a tener la impresión de que puedes hablar el 𝗶𝗱𝗶𝗼𝗺𝗮 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗰𝗼𝗻𝘀𝘁𝗿𝘂𝗰𝗰𝗶𝗼́𝗻 llegas a la obra
Algunas veces, cuando me reúno con antiguos compañeros de estudio, nos reímos de nuestra extrañeza por las palabras que oíamos a nuestro profesor de Construcción.
Estábamos en primero, recién llegados del instituto, y ese señor hablaba de 𝘇𝘂𝗻𝗰𝗵𝗼𝘀, 𝗳𝗼𝗿𝗷𝗮𝗱𝗼𝘀, 𝗲𝗻𝗮𝗻𝗼𝘀, 𝗱𝘂𝗿𝗺𝗶𝗲𝗻𝘁𝗲𝘀, 𝗽𝗶𝗲𝘀 𝗱𝗲𝗿𝗲𝗰𝗵𝗼𝘀 y 𝗷𝗮𝗯𝗮𝗹𝗰𝗼𝗻𝗲𝘀, y no siempre explicaba a que se refería exactamente, supongo que en parte por espabilarnos y en parte por avanzar y conseguir acabar los temas (y por darle un poquito de guasa a la cosa, también)
Eran otros tiempos (aquí el momento viejuno), internet no acudía en tu ayuda en tiempo real. Había que apuntar el palabro al margen y pelear en la biblioteca luego por un ejemplar del 𝗗𝗶𝗰𝗰𝗶𝗼𝗻𝗮𝗿𝗶𝗼 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗖𝗼𝗻𝘀𝘁𝗿𝘂𝗰𝗰𝗶𝗼́𝗻.
A veces la respuesta no te aclaraba del todo la cuestión, porque el problema no era exclusivamente léxico: la mayoría lo desconocíamos casi todo sobre nuestra futura profesión.
Con el tiempo y las horas de estudio fuimos adquiriendo soltura y un buen arsenal de nuevas palabras, incluyendo usos nuevos para algunas ya conocidas, como 𝗺𝗮𝗲𝘀𝘁𝗿𝗮, 𝗺𝗼𝗺𝗲𝗻𝘁𝗼, 𝗺𝗼𝗿𝘁𝗲𝗿𝗼, 𝗯𝗿𝗮𝗴𝗮𝘀 o 𝗰𝗼𝗿𝗿𝗲𝗮. También fuimos comprendiendo las complejidades, los criterios y por qué no, la belleza del proceso que va desde la idea hasta la realidad de los edificios.
Pero cuando empiezas a tener la impresión de que puedes hablar el 𝗶𝗱𝗶𝗼𝗺𝗮 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗰𝗼𝗻𝘀𝘁𝗿𝘂𝗰𝗰𝗶𝗼́𝗻 llegas a la obra, y allí vuelves otra vez a la casilla de salida.
Bueno, a lo mejor no tanto, pero descubres que para comunicarte bien necesitas otro montón de palabras nuevas......y expresiones...y formas de decir las cosas.
Es como aprender otro idioma más, en cierto sentido. Para evitar equívocos.
Es un idioma que incluye garabatear de vez en cuando con un lápiz en la superficie que tengas más a mano, incluso puede valer un trozo de escayola, o un tocho y el suelo de tierra si hace falta.
Está compuesto de nombres de herramientas, de elementos de construcción que no siempre coinciden con su nombre académico y que además pueden contar con variantes locales. También contiene algunas expresiones "sagradas" que todos entienden sin dudas.
Si en la obra dices "𝗮 𝗻𝗶𝘃𝗲𝗹" o "𝗮 𝗽𝗹𝗼𝗺𝗼" la cosa no admite matices. Es más, si quieres pertenecer a esta tribu, mejor no dices "horizontal" ni "vertical" cuando lleves el casco puesto 😂