El político y la pala

No todos los días se tiene la oportunidad de observar el comportamiento de una especie tan característica, tan de cerca.

El político y la pala

De todas las cosas sorprendentes que he visto en obra, hay una que me parece especialmente divertida

Puede que hayas tenido la suerte de asistir a un acto de estos, y si tienes un mínimo de sentido del humor lo habrás disfrutado tanto como yo.

No todos los días se tiene la oportunidad de observar el comportamiento de una especie tan característica, tan de cerca. Al menos no en nuestro mundo de andamios, hormigoneras y tubos corrugados.

Si te ha tocado organizar uno, ya es otra cosa. Eso sí, cuando llega el momento de las fotos te das cuenta de que ha merecido la pena

EL POLÍTICO Y LA PALA

No deja de ser una paradoja que un personaje y una herramienta tan alejados el uno del otro se complementen en público de manera tan festiva

El momento cumbre de todo Acto de Colocación de Primera Piedra es el de introducir una caja con cositas en un agujero del suelo.

Y después taparlo. Aquí, amigo mío, está el verdadero momento estelar

Pero vayamos por partes, que merece la pena.

El esquema general del evento es:

1- Recepción del personal: los de la prensa por un lado, con los asistentes si los hay, y por otro los que van a “actuar”. Si has colocado carpa, allí es donde estarán.

Curiosamente, al contrario que en un recital, este acto se hace para ellos, no para el público (otra paradoja más)

A esto hay que sumar el arduo problema del protocolo, que se complica exponencialmente con la posición de quien pone los dineros en la escala de las administraciones: local, provincial, autonómica, estatal, europea, mundial, del sistema solar, etc.

Consejo: no te compliques, de Diputación Provincial para arriba, subcontrata a una empresa de esa que organiza bodas de los hijos de Primeros Ministros o cumbres económicas del G8.

Los entresijos del protocolo no están hechos para nosotros, que sabemos cómo hay que colocar la tela asfáltica para que el solape evite que entre agua, pero no dónde colocar, observando el orden correcto, a varios excelentísimos señores o señoras con diversos grados de excelencia

2 - Discursos, agradecimientos, etc (fotos rutinarias de la prensa)

3 - Abrir la caja y colocar objetos variados como periódicos, monedas, etc. Ponerla en el hueco del suelo con más o menos salero (lo mejor es que para no ponerlo muy difícil instales un trípode con una polea, no seas malo).

Ojo que piedra, lo que es piedra, normalmente no se pone. Dependiendo de lo bien que se organice, se puede colocar la caja en un hueco hecho de hormigón en masa y sellarla con mortero o hacer un simple enterramiento estilo película del oeste o la isla del tesoro (el parecido con forajidos o piratas no está basado en personas reales, es pura coincidencia)

La primera opción puede que sea más limpia o glamourosa, pero impide al político realizar con sus manitas la mejor parte, ya que el manejo de la paleta corre a cargo de Manolo. Y no es lo mismo.

4 - El momento estelar: lo que mola de verdad es usar la pala. Dales su casco y su pala y ya lo tienes todo arreglado, observa la cara de felicidad que ponen.

Un casco y una pala, señores.

Si no has probado a manejar ese instrumento infernal 20 minutos seguidos a lo mejor no te haces una idea del castigo que es, pero por lo que sea a estos señores y señoras de los despachos importantes les hace una ilusión tremenda dar unas paladas de arena, ¿Cómo se lo vamos a negar?

Ahí los tienes, encantados. Parece que por unos momentos volvieran a vivir aquellos veranos en la playa, cuando todo era mucho más fácil. A lo mejor es eso, déjalos que se diviertan.

El que no los deja es el fotógrafo, es un buen reportero de guerra que sabe oler el momento adecuado.

Después de asistir a más de treinta presentaciones de tal o cual cosa y firmas de acuerdos que llenan de orgullo y satisfacción, ver a los mismos personajes doblar el lomo y cargar demasiado la pala por turnos, observando estrictamente el orden protocolario, es un soplo de aire fresco

Es que en la construcción somos así, siempre puedes contar con nosotros para darle un puntito de color a la vida.

Un acto simbólico

La semana pasada hablaba de símbolos. El acto de poner la primera piedra de un edificio pertenece también a una tradición de la construcción de edificios de cierta importancia, especialmente cuando se hacían de piedra. Sin embargo, como en otras cosas, se ha desvirtuado de tal manera que para nosotros es difícil conectar con esta ceremonia.

Construir un polideportivo, una escuela o un hospital es algo que beneficia a la sociedad, que no te confunda el tono de broma. Comprendo que si detrás de estas acciones no hay beneficio económico que se pueda contabilizar cuando se ponen en funcionamiento, el beneficio de quien lo promueve es político. Hasta ahí llego.

Hablo en mis correos de la obra vista desde las trincheras, y desde aquí todo esto que he contado hoy tiene un toque surrealista que me apetecía compartir.

¿Que sería la vida si no nos echáramos unas risas cuando tenemos oportunidad?