¿Quién es el enemigo de las constructoras?

Las constructoras viven inmersas en una “economía de guerra”, pero ¿contra quién pelea la constructora?

¿Quién es el enemigo de las constructoras?

Escuchar a Iván Guerra en el episodio 32 del podcast de #ComunicArq hablar sobre su percepción del funcionamiento actual del proceso de diseño y construcción de edificios me hizo reflexionar sobre algunas cosas que vemos cada día: Las constructoras (en general) viven inmersas en lo que él llamó con acierto “economía de guerra”. Una imagen muy descriptiva… pero ¿contra quién pelea la constructora?

Por un lado, contra quien la ha contratado. Una lucha constante para mantener los beneficios, que a veces se convierte en una defensa de posiciones para no perder. El promotor tiene su hoja de ruta, que por supuesto incluye minimizar costes. La DF tiene sus exigencias en cuanto a calidades, cumplimiento de normativas y ritmo de ejecución. El CSS sobre documentación y procedimientos de seguridad.

Y todo cuesta: dinero, esfuerzo de organización, tiempo… pero se hace difícil manejar bien los flujos de caja. Para sincronizarlo todo hace falta un buen equipo humano y definición clara de procedimientos. Además, el tiempo se ha convertido en uno de los bienes más escasos.

Por otro lado, tiene que mantener en cada partida los presupuestos y los tiempos dentro de los márgenes, batallando contra las subcontratas, tanto en el campo de los precios como en los recursos asignados a la obra y su influencia en el planning. En resumen: una lucha contra todo y todos.

Me pregunto si será posible crear las condiciones para que esto empiece a cambiar, aunque me doy cuenta de que es un asunto complejo.

No es de extrañar que trabajar a pie de obra te haga ver las cosas de otra forma

Es el efecto que tienen las trincheras, te vuelves pragmático por encima de cualquier otra cosa, tienes que resistirte para evitar convertirte en un escéptico en lo que respecta a las instrucciones que te llegan y tiendes a hacer las cosas a tu manera.

Por otro lado, la presión es capaz de forjar equipos unidos, gente acostumbrada a salir adelante y sentirse orgullosa de sus logros.He tenido oportunidad de ver líderes respetados, pequeñas unidades funcionando como cuerpos de élite, muestras de solidaridad y esfuerzo por puro orgullo profesional.

En ninguno de estos casos la principal motivación ha sido el dinero, yo más bien diría que ha sido gracias a tener un propósito y al sentido de pertenencia a un grupo.

También he visto mezquindades y desgana. No hay que idealizar tanto las cosas, esto lo hay en todas partes.

Sin embargo hoy quiero rendir homenaje a cientos de hombres y mujeres que hoy, como cada día, están sacando adelante las obras de este país con su trabajo no siempre bien pagado ni reconocido.