lo que ellos no ven
La gente pasa por delante de un edificio que la semana pasada estaba en estructura y han comenzado a hacer los cerramientos.
Rodeados de barro, con el ruido de fondo del chirrido de las cadenas de una excavadora. Construimos en vez de destruir.
El tiempo se estira o se contrae
Aunque parezca increíble, en obra el tiempo no es una magnitud constante. A lo largo de la semana se suceden periodos en los que transcurre para algunos con una desesperante lentitud y en otros momentos (y para otras personas) las horas se suceden a un ritmo imparable.
¿No me crees? Observa el lunes por la mañana a aquel con pinta de haber apurado el fin de semana, viviendo la vida a tope, y ahora suda y mira el reloj. No se explica cómo es posible que todavía falte tanto para la parada del desayuno.
O el viernes, cuando se acerca el gran momento... abundan las ganas de cachondeo y el interés por recoger y limpiar herramientas. El tiempo pasa despacio y todos atentos a la cuenta atrás. Recuerda al lanzamiento de las misiones Apolo o al famoso semáforo de la Formula Uno
Por otro lado, tenemos la otra cara de la moneda: horas que corren sin remedio para el Jefe de Obra con un plazo límite y soportando una presión que no lo deja estarse quieto. A pie de tajo, se desespera si una herramienta se atasca o si a alguien se le ocurre comentar: "no va a dar tiempo"
Estos son los momentos en los que, según la personalidad de cada uno, se imaginan al más puro estilo pirámide egipcia subido en una piedra, descargando su frustración látigo en mano u optan por el sistema mucho más constructivo de aumentar los recursos todo lo posible, eliminar obstáculos, acordar horas extras e incluso sumarse al trabajo de las cuadrillas.
Cuando todas las demás opciones se han agotado, se encuentra alivio si se participa. Algo se ganará con un par de manos más.
Y es que en obra el tiempo corre más cuanto más responsabilidad tienes. Es un hecho comprobado.
Misterios del espacio-tiempo
Las reglas de la física funcionan hasta cierto punto y muchas de las cuentas que echas sobre el papel, después no cuadran del todo. Por ejemplo:
Cuando se mide en obra lo ejecutado, siempre hay más que en el plano.
El espacio previsto para las instalaciones se va haciendo más y más pequeño para impedir que entren todas, a pesar de que los diámetros de los conductos no cambia.
Y así todo
No le des muchas vueltas, deben ser cosas de la Física Cuántica
El Teorema de Mete Más Gente o las engañosas matemáticas del promotor
No digo que no sea verdad que con más personal puedes acabar antes, pero estas matemáticas tienen unos límites físicos que algunas veces dudo que se perciban desde los despachos.
¿Con el doble de gente acabas en la mitad de tiempo?
¿Puedes volver a acortar a la mitad el plazo volviendo a duplicar?
No se yo...
Algunas veces dan ganas de presentarte con 300 operarios el primer día, en plan:
¡Espartanos! ¿Cuál es vuestro oficio?
Y acabar en una semana